jueves, 24 de noviembre de 2011

ORGANIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN Y ESTRUCTURACIÓN DEL TRABAJO

Una vez que has recopilado la mayor parte de la información, Salas Parrilla (1990, 266) recomienda:

􀂃 Elección de un título para el trabajo

􀂃 Confección de un índice del trabajo. Este ha de dividirse en capítulos, apartados y subapartados.

􀂃 Cuando tengas elaborado el índice, has de completarlo ordenando, en torno a sus diferentes apartados, las fuentes bibliográficas de referencia e indicando las páginas de los libros que te servirán para su desarrollo. Ten en cuenta que, antes de ponerte a redactar, has de releer estas fuentes para clarificar las ideas y tener los datos frescos.

􀂃 Realizar esquemas que desarrollen las ideas indicadas en el índice y que te servirán de guía en la redacción

􀂃 Elaborar una introducción es muy útil para aclarar las ideas.

Tanto el índice como la introducción, que serán lo último que se termine de redactar, sufrirán modificaciones a lo largo del trabajo. Es muy importante que estén bien estructurados.

Rowntree (1976: 86-87) considera que el primer paso que debe darse en la planificación consiste en ponderar y seleccionar el material que has recogido en tu investigación. Debes seleccionar el material más apropiado al tema. Al mismo tiempo, recuerda que necesitas ejemplos para apoyar cualquier afirmación de hecho u opinión que hagas en el desarrollo del tema.

El paso siguiente, en su opinión (1976: 87-88) debe ser la elaboración de la estructura básica o del esquema; que él divide en: Introducción; Cuerpo principal y Conclusión.

1. Introducción

a) Comentario sobre el objeto de ensayo (¿Cuál es a tu entender? ¿Qué importancia tiene?., etc.)

b) Aspectos que vas a tratar y razones

2. Cuerpo principal

a) Desarrolla la línea argumentativa con tres o cuatro ideas principales.

b) Apoya cada idea en ejemplos e ilustraciones tomadas de la propia experiencia o de lo que dicen otros autores.

3. Conclusión

a) Resumen de las ideas principales

b) Respuesta directa o profesional a la cuestión; o comentario sobre la idea central, indicando otras implicaciones, perspectivas posteriores, o alusión a otras posibles consideraciones.

Con un esquema cuidadosamente planificado Rowntree (1976: 89) y las notas que has sacado de tu labor de investigación, estás ya en disposición de poder comenzar la labor de redacción. Ahora el autor aconseja empezar escribiendo el último párrafo del trabajo. Por dos razones:

1. Da buena orientación al escrito al saber exactamente la conclusión a la que lleva.

2. Asegura que el trabajo termine de una manera firme y decidida.

REDACCIÓN DEL TRABAJO (Salas Parrilla (1990: 267-269))

El autor recomienda comenzar redactando un borrador de forma espontánea, sin preocuparte demasiado de la gramática. Ya habrá tiempo para corregir los fallos y ocuparse del estilo y de la gramática. De la misma opinión es Rowntree (1974: 89) quien sugiere que contemples esta tarea como una primera prueba y te prepares para efectuar cambios puesto que sabrás mejor aquello que quieres decir una vez que lo veas ya escrito.

Race (2003: 76) recomienda dibujar un “diagrama de huevo” o un mapa mental sobre aquello en que vas a trabajar. Hazlo con una tormenta de ideas libre, utilizando palabras clave y preguntas que te alerten sobre lo que habrás de investigar en tu camino hacia la meta que te propongas.

Después de dedicar unos minutos a anotar todas las ideas y preguntas que se te ocurran, empieza a poner números junto a cada idea en el orden que parezca más práctico para ir tejiendo las ideas en un todo coherente. Continúa fijándote en el plan.

Ponlo en una pared para que puedas tenerlo a la vista mientras escribes. Añade nuevas ideas tan pronto como se te ocurran. No te preocupes todavía por el orden; puedes escribir más números para intercalar las ideas 6a y 6b entre la 6 y la 7 anteriores, etc.

Ahora empieza a dar cuerpo a tus ideas. Cada idea se puede convertir en un párrafo (o un subtítulo) de tu primer borrador. Si trabajas con lápiz y papel, te será útil desarrollar cada idea en una hoja de papel distinta. Esto significa que puedes ir barajando tus ideas sobre la mesa o en el suelo y seguir trabajando para conseguir el mejor orden para disponerlas en un todo. Si trabajas con el ordenador, puedes redisponer las ideas en cualquier momento, aunque a veces es mejor tenerlas en papeles distintos en esta fase, para que puedas trabajar de forma detallada. Recuerda que un párrafo debe ser como un pensamiento independiente. Todo ha de guardar una relación. No debe contener demasiadas ideas.

Después de elaborar el borrador de un párrafo, repasa lo que significa y piensa con mayor profundidad cómo vas a empezarlo. La primera fase del párrafo debe decir por qué lo que sigue está donde está y por qué es importante. Además, esta primera frase debe producir un impacto. Debes ser tú el que habla.

Empieza a pensar cómo quieres que termine el trabajo. Piensa en cuáles son las conclusiones, las decisiones y las recomendaciones importantes. Lleva cuentas de todas ellas, de manera que, a su debido tiempo, puedas reunirlas en un apartado “final” sólido y coherente. Race (2003: 76-77)

Conviene que redactes sólo por una cara y que dejes márgenes y espacios en blanco para los añadidos y las correcciones posteriores.

A la hora de redactar has de pensar en quién va a leer el trabajo: la terminología ha de ajustarse a las características del destinatario.

El vocabulario ha de ser claro, concreto y preciso. Cuando un término se repita, coloca un sinónimo en su lugar.

No abuses de las conjunciones (y, e, o, ni, etc.) utiliza el punto, la coma y el punto y coma.

El hipérbaton ha de ser evitado en la medida de lo posible. Es preferible el uso de la voz activa al de la voz pasiva. Ten cuidado con el uso abusivo de los puntos suspensivos y con los signos de admiración.

No escribas ideas sueltas, han de ir encadenadas. Cada párrafo nuevo ha de expresar el desarrollo de una idea diferente.

Rowntree (1974, 90) recomienda un estilo directo y sencillo, evitando el argot. Aconseja que construyas frases breves y que seas conciso.

Sugiere utilizar títulos y subtítulos a lo largo de la redacción. Cada idea principal debe tener su propio párrafo. Si un mapa o un diagrama puede ahorrarte una descripción, no dudes en utilizarlo. Cita las fuentes, componiendo una lista de bibliografía.

Has de procurar que los diferentes capítulos sean tratados con una profundidad similar.

Has de procurar ser original. Para ello has de procurar meditar en lo leído, sintetizar las ideas, después de haberlas asimilado, y elaborar una exposición donde figure el propio punto de vista ordenando las citas de modo que éstas avalen la propia postura o contrasten con ella. Las conclusiones a las que llegues han de presentarse como deducciones lógicas, después de haber sufrido un proceso de análisis y de demostración.

Antes de pasar a una segunda redacción, conviene dejar pasar unos días para que las ideas reposen y se clarifiquen. En estas correcciones se mejora el estilo, se amplían los datos, se corrige la ortografía, etc.

La prisa redunda en una peor calidad de los trabajos.

Cada nueva lectura te aportará ideas y sugerencias nuevas que mejorarán la redacción y completarán las ideas del borrado anterior.

Es muy interesante dejar leer el texto a un compañero antes de realizar la redacción definitiva, algo que también aconseja Rowntree (1976: 92)

Una vez efectuadas las correcciones oportunas –cuantas más, mejor-, has de proceder a la redacción final del texto pasando a limpio el borrador corregido, tarea que se verá enormemente reducida si empleas un procesador de textos.

Rowntree (1976: 91-92) recomienda dejar el trabajo en reposo unos días para luego volver a juzgarlo de manera más crítica. Entonces, sugiere que redactes de nuevo el trabajo por entero de forma que elimines todos los puntos débiles que hayas observado.

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